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Escrito por Tomas Mika - 30 de julio de 2025

El bloque génesis

Hitos de la historia de Ethereum 3/3

Introducción

Esta es la tercera y última entrega de nuestra serie sobre los hitos clave en la historia de Ethereum. En las publicaciones anteriores recorrimos el whitepaper y el ICO. Hoy nos detenemos en un momento único, quizás el más simbólico de todos: el lanzamiento de la red, el bloque génesis.

Pero más allá del dato puntual, queremos compartir una mirada retrospectiva (basada en datos) de cómo fueron los 10 años que vinieron desde ese entonces hasta el día de hoy.

Si bien se puede señalar el 30 de julio de 2015 como el “día uno” de Ethereum, la historia que llevó a ese instante, y los caminos que se abrieron después, son los que realmente construyen sentido.

El contexto inmediato al lanzamiento

Tras el ICO y una serie de pruebas técnicas, Ethereum pasó por una última etapa de testeo llamada Olympic. Fue una red pública experimental que permitió ensayar las primeras versiones del protocolo, someterlo a estrés, corregir errores y preparar a la comunidad para lo que venía: la red principal.

El nombre que se eligió para ese primer despliegue fue Frontier. A diferencia de una red “terminada”, Frontier era una versión básica, funcional pero pensada principalmente para desarrolladores y participantes técnicos. Un entorno para empezar a experimentar en producción, con contratos, minería y tokens reales.

Desde el inicio se planteó que Ethereum no debía depender de una autoridad central para “activar” la red. En lugar de un botón único de encendido, cada cliente en cada nodo generaría localmente el primer bloque, a partir de un archivo común que contenía el estado inicial de la red. Así se explicó en el post “Final Steps” publicado el 27 de julio de 2015.

Tres días después, a las 3:26 UTC del 30 de julio, Ethereum arrancaba. Cada nodo que ejecutó el archivo de génesis y comenzó a sincronizarse formó parte de ese inicio descentralizado.

El bloque génesis en detalle

Una de las mejores formas de conocer este comienzo es visitar el bloque 0 en Etherscan. Allí se puede ver, como si fuera un bloque cualquiera, un conjunto de 8893 “transacciones” que parecen indicar movimientos entre cuentas. A simple vista, se podría pensar que Ethereum comenzó con miles de operaciones realizadas al mismo tiempo. Pero si nos detenemos un poco más, lo que aparece no es exactamente eso, y ahí está lo interesante.

Lo que realmente vemos en ese bloque no son transacciones en el sentido tradicional del protocolo. No fueron enviadas desde una cuenta, no fueron firmadas, no usaron gas, no pasaron por la EVM. Son asignaciones iniciales: entradas directas en el estado de la red, definidas en un archivo que todos los nodos compartieron al momento del lanzamiento.

Durante el ICO, entre julio y septiembre de 2014, miles de personas enviaron BTC a una dirección determinada. A cambio, recibieron un compromiso: su correspondiente saldo en ETH sería cargado en la red una vez lanzada. Eso fue exactamente lo que se hizo. Cada una de esas compras quedó registrada como una dirección con un balance inicial, incorporada al bloque génesis mediante un script. Ese archivo, conocido como “genesis.json”, contenía todas las asignaciones, y fue usado por cada nodo para crear el primer estado de la red. Cabe destacar la transparencia absoluta de esta “preasignación” de saldo ya que todo el ICO se había realizado de manera pública y visible en la red de Bitcoin.

Etherscan muestra esas asignaciones como “transacciones” porque visualmente resulta útil para explorar qué pasó y quién recibió qué. Pero detrás de escena no hubo procesamiento, no hubo ejecución, no hubo firma. Solo una gran foto inicial. Una especie de estado cero, acordado por todos.

Desde el punto de vista técnico:

  • No se usó gas, porque no hubo ninguna operación que ejecutar.
  • No se minó, por lo tanto, no hay recompensa ni comisiones.
  • No hay un bloque padre, por eso el parent hash está compuesto por ceros.
  • No hay firma ni nonce en las operaciones, porque no son transacciones propiamente dichas.

No fue un bloque vacío. Tampoco fue un bloque tradicional. Fue otra cosa: una declaración de partida, escrita de forma distribuida por quienes decidieron sincronizarse ese día con una red nueva. Explorar ese bloque es recorrer las huellas de quienes participaron del ICO y decidieron confiar en un proyecto que recién comenzaba.

Si quieren ver con sus propios ojos el momento exacto del “nacimiento” de Ethereum, pueden visitar, como dijimos anteriormente, el bloque génesis en Etherscan. Encontraran un registro transparente de cada dirección que recibió ETH ese día, cómo fue asignado, y cuál fue el punto de arranque de la red. Si uno se toma el tiempo, puede observar que paso con esas billeteras que estuvieron en el génesis. La mayoría de ellas más tarde o más temprano, movió el saldo y actualmente están vacías. Sin embargo, algunas billeteras mantienen saldos altos inmovilizados desde ese entonces. Esas cuentas suelen ser noticia cuando realizan algún movimiento.

Una curiosidad: En el explorador de bloques se puede observar una “recompensa de bloque” de 5 ETH para el bloque génesis. Es importante aclarar que ese número no refleja una emisión real, sino que es un valor por defecto que la plataforma aplica automáticamente a todos los bloques de forma estandarizada. En el bloque génesis no hubo minería ni recompensa alguna. Ningún nodo recibió ETH por crear ese bloque. Fue generado “manualmente” y acordado por todos los nodos, sin incentivo económico asociado.

Las primeras señales de actividad

Tras el bloque génesis, Ethereum comenzó a generar bloques de forma continua. Durante varios días, la red funcionó de manera impecable pero sin registrar actividad visible: ningún contrato desplegado, ningún ETH transferido, ningún cambio de estado. Solo bloques vacíos, cada uno cumpliendo su función, pero sin que los usuarios interactuaran todavía con la red.

Ahora bien, determinar con exactitud cuál fue la primera transacción real ejecutada en Ethereum no es algo trivial. Requiere analizar miles de bloques, distinguir entre asignaciones del bloque génesis, transacciones fallidas, interacciones internas o simplemente bloques minados sin operaciones. Por eso, establecer con certeza una "primera vez" excede los alcances de esta investigación puntual.

Lo que sí podemos afirmar con claridad es que una semana después del génesis, ya había varios bloques con por lo menos una transacción como por ejemplo el bloque 46147 minado el 7 de agosto de 2015 a las 03:30:33 UTC donde ya se registra una transacción con firma, uso de gas y transferencia de ETH entre cuentas. Por ejemplo, esta transacción, incluida en ese bloque, representa una operación completa: cambio de estado, comisión pagada y ejecución efectiva. Llama la atención, que el gas pagado por esa transacción fue de 1.05 ETH, que si bien al día de la transacción fueron poco mas de $2, a la fecha de escribir este artículo representaría $3700.

Como dato de color, resulta muy llamativo que pocos minutos después el mismo usuario “thanateros.eth” realizó otra transacción que algunos usuarios de internet identifican como una compra de Pizza. No tenemos más información al respecto, pero resulta grato imaginar que pueda tratarse de un homenaje a la famosa compra de pizza en bitcoin realizada por Laszlo Hanyecz en en 2010. Evidentemente los primeros usuarios de la red no solo se divertían sino que sabían que estaban haciendo historia.

Ahora bien, a partir de ese momento, de realización de las primeras transacciones pocos días después del bloque génesis, Ethereum deja de ser solo una infraestructura técnica en funcionamiento y se convierte en una red utilizada. Los contratos llegarían poco después. Los tokens, los protocolos, las dApps y las DAOs, también.

Diez años después…

Más allá de estos detalles históricos que nos pueden resultar interesantes, especialmente en fechas como esta, lo que creemos más importante es el “contenido” de los diez años que vinieron después. Pero para detallarlo dejaremos por un momento de lado la narración e iremos directamente a los datos, que son lo más elocuente que hay para graficar el crecimiento inconmensurable que adquirió la red, y en consecuencia su impacto:

Los diez años de Ethereum nos encuentran con:

Estos datos hablan por sí solos, pero también necesitan ser leídos con perspectiva. No se trata solo de cantidades, sino de procesos sostenidos a lo largo del tiempo. Cada cifra refleja un trabajo colectivo y una infraestructura que no se impuso desde arriba, sino que fue adoptada, explorada y expandida por miles de personas en todo el mundo. Si estás leyendo esto, muy probablemente parte de dichos esfuerzos hayan sido los tuyos.

Los festejos por el décimo aniversario

En ethereum.org/10years se reúnen las celebraciones organizadas por comunidades de todo el mundo. La Ethereum Foundation a través de su Ecosystem Support Program ha organizado una serie de becas para la organización de estos festejos a lo largo y ancho del planeta. La ocasión lo amerita.

Te invitamos a consultar aquí la lista de los distintos eventos y a sumarte a compartir con la comunidad de Ethereum este momento histórico.

Cierre

Recordar el bloque génesis no es solo repasar una fecha. Es traer al presente una forma de hacer, de organizarse, de construir infraestructura pública digital de manera descentralizada. En la historia de Ethereum no solo encontramos ciencia y tecnología de punta, sino también una coordinación y cooperación humana a niveles inspiradores.

En ETH Kipu, creemos que esa lógica fundacional sigue vigente. No como nostalgia, sino como principio orientador de nuestras prácticas.

Por todo lo antedicho: ¡Felices 10 años! Ya eres parte de la historia de Ethereum. Ahora nos toca construir su futuro. Por eso, hoy más que nunca: Sigamos conectando el presente con el futuro de Ethereum.

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